A principios de 1963, Ford quiso acercarse a Ferrari con la intención comprarla. Se acercó mucho, al final no pudo en el último momento cuando Ferrari se negó y los directivos de Ford montaron en cólera. De inmediato decidieron formar su propio equipo de carreras y fabricar sus propios coches que conseguirían batir a Ferrari en la legendaria carrera de las 24 Horas Le Mans. Se escogió el Reino Unido para su fabricación gracias a la reputación como centro de la industria automovilística.
Aunque fue diseñado en el cuartel de Ford en Dearbom, la de fibra de vidrio se modeló en Inglaterra y se ensambló en el Advanced Vehicle Factory de Slough. Su corazón estaba basado motor Lola V8 diseñado para el prototipo por Eric Broadley. John Wyler fue el elegido para coordinar toda su fabricación y el programa de carreras.
El coche recibió el nombre de debido a que su altura era de 40 pulgadas (120 cm). Bajo su bonita carrocería de plástico había un pesado chasis de acero monocasco con un motor V8 de 4.2 litros de Ford puesto en el centro y conectado a una transmisión Colotti. Todos los modelos se equiparon con un motor de 4,7 V8 con transmisión ZF.
La suspensión delantera del GT40 era independiente con muelles helicoidales y doble espoleta, mientras que la trasera también tenía muelles helicoidales y brazos oscilantes más bajos que se unían arriba y que más abajo disponían de sus espoletas. Las cuatro ruedas tenían frenos de disco capaces de parar al coche cuando corriera a su máxima velocidad en carrera, 322 km/h.
Se fabricaron algunos modelos de carretera para ricos compradores en 1965. Tenían un interior de lujo e incluso cajas para equipaje en el lugar del motor. El posterior Mark III sólo se fabricó como coche de carretera; tenía los faros delanteros cuadrados y un cambio de marchas central en vez de uno a la derecha como los de carreras. En los años 60 estos coches costaban la sustanciaosa cifra de 6.450 Libras.
El primer GT40 que corrió en Le Mans lo hizo en 1964, pero ninguno de ellos pudo acabar la competición aunque el piloto Phil Hill consiguió la vuelta más rápida. La siguiente generación de GT40 tenía ya los motores de 4,7 litros, pero lo más importante fue que el nuevo programador de carreras fue Carroll Shelby. En 1965, el Mark II GT40 tenía un motor de 7 litros, V8 y al año siguiente los llamados modelos J en los Estados Unidos disponían de un chasis en panal. Ninguno de ellos estaba a punto para competir en el evento decidido: Le Mans. En 1966 un grupo mixto de GT40 Mark I y Mark II obtuvo resultados fantásticos. Tres Mark II cruzaron la línea de meta en una primera victoria histórica.
En 1967, la factoría de Ford en Slough fue comprada por la JW Automotive Engineering que en parte era propiedad de John Wyler y que se concentró en suministrar piezas a los GT40 de carretera mientras que Ford llevó a sus GT40 J a Le Mans a vencer en 1967.
Ford decidió retirarse de las competiciones estando en la cima del éxito. Uno de los clientes de alto nivel de estos coches fue ni más ni menos que Grady Davis, el presidente de Gulf Oil. Él vio la necesidad de reponer al GT40 en las carreras y convenció a la marca para que preparase un equipo de tres coches. Estos, con un motor ligero de 5 1, tuvieron el nombre de Mirage y fueron pintados de color azul cielo, el color distintivo de la Gulf Oil. Estos coches GT40 P/1075 ganaron la misma carrera en 1968 y la del año próximo.
El GT 40 Gulf Oil quedó en la retina de los aficionados, muchos GT40 de carretera fueron transformados por sus propietarios en Gulf Oil.
Por raro que parezca costaba mucho vender un GT40 y más cuando se quedó obsoleto en las carreras, y es que el de carretera tampoco era fácil de mantener, Desde entonces numerosos "Kit-Car" han fabricado cuantiosas copias pues el verdadero GT4O actualmente no tiene precio. Entre las réplicas más autenticas encontramos el Sbarro GT40, que consistió más en una mejora que en una réplica en si.